viernes, 16 de julio de 2010

¿Él o ella?

Quizá no lo habéis pensado. Quizá. Pero estaba dentro de los posible. Quizá habéis disimulado. No sé si es la forma más adecuada de decirlo. Se daba por supuesto. Se daba por hecho. No había duda. Pero podía haberla. Cuando dije. Recordad. Recordad. Cuando dije que jadeaba encima mío se daba por supuesto que era él. Quizá. Ahora os digo que era ella, era ella la que jadeaba encima, pegada y sudorosa. Era ella. Todo lo peor que puede ser un hombre también es todo lo peor que puede ser una mujer. Cuantas cosas sucedieron hasta que di con ella. Antes siempre estaba de camino a un lado u otro, a tientas y a locas, siempre con prisa e impaciencia. Ella me paró. Estoy parada como una tortuga. Soy incapaz de volver a correr. Estoy parada. Él me paró. No es una cuestión de sexos. Entended cómo varía la perspectiva. La imagen cambia. No, no era un hombre, era una mujer. No, no era una mujer era un hombre. Sorpresa. Sorpresa. Entended que en el fondo tanto da, hombre o mujer, el amor liquida y se acaba igual. Imaginad lo que queráis. Nada cambiará los latidos del corazón. Mi corazón.

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