viernes, 10 de agosto de 2012

Egos en verano

Mirad, mirad. Sí, por ahí va. Mirad. ¿No lo estáis viendo? Un chico anda cabizbajo. Otro más. En verano. Algo le pasa. En verano. Parece que se vaya a acabar el mundo. Ya. El mundo no tiene sentido. Ya. Ya no tiene sentido. Mirad qué triste que anda ¿Está enfermo? No. ¿Algo le ha sentado mal? No creo. ¿Viene de un funeral? Que no. Sólo es otro más. Otro más en verano. En verano. Otro más que hace tiempo que no se ha acostado con nadie. Y eso para un chico es un golpe mortal a su autoestima. Peor que la muerte. Se siente un desdichado. No puede ni levantar la cabeza del suelo. Mirad. Mirad cómo mira al suelo. Ya. Ya la vida no tiene sentido. Nadie lo quiere. No se siente bien. Nada bien. Sobre todo no se siente masculino. Sólo con no acostarse una temporada. Un parón. Y la virilidad se esfuma. Desaparece. Los chicos tienen todo el ego en la cama. Se comen el mundo después de un revolcón. Y se hinchan como un globo. Por las nubes. Un globo de carne de ego. Todo vuelve a estar en su lugar. Por fin. Fuera el desánimo. Vuelven a tomar el mando.Toman el mando de sus sueños imaginarios. Y siempre. Y siempre.Y nosotras los dejamos. Los dejamos estar. Que sueñen lo que quieran. Es un acto de misericordia. Se ven tan tristes sin su masculinidad realizada. Pobrecitos. Todavía tienen mucho que aprender. Tenéis mucho que aprender. En la cama. De nosotras. La cama a solas también es una buena cosa. También se pueden hacer cosas. Nosotras. Se deben hacer cosas. La mano es un amante tan bueno. Tan bueno como cualquier otro. Y el verano todavía no ha acabado. Aprended. De nosotras.