viernes, 13 de agosto de 2010

¡Maldita canción!

Maldita, sí, escuchad con atención, porque más vale que no tengáis una canción favorita. Estáis enamorados. Perfecto. Pero no tengáis una canción favorita. No. Desde el momento en que tengáis una canción preferida el amor desaparecerá. La canción será una carga. Os pesará toda la vida. La magia del momento desaparecerá. No. No caigáis en la tentación de elegir una canción. De decir: Esta. Esta es la nuestra. Esta es la nuestra como nuestro es el amor. Os equivocáis. Decir lo que deben ser las cosas es siempre un error. Callar. Callar. Mataréis el amor como sigáis así. ¡Malditas sean las canciones favoritas! Decir conmigo: Malditas sean.