miércoles, 31 de octubre de 2012

La sin hueso

No sé si lo he contado nunca. No. Creo que no. Me gusta mucho la sabiduría popular. Es una de mis aficiones. Lo que queda de ella. Esa forma de hablar de la gente inconfundible. Que da un aire muy especial a las conversaciones. Es un gusto a veces escuchar cómo hablan. A veces. Y cada vez hablan menos. Hablan menos y escriben más. Creen que escriben. Lo que decía. Darle a la lengua o irse de la lengua son, ¿o quizá mejor eran?, expresiones muy sabrosas, populares, casi, casi, de otros tiempos. Cuando la gente vivía en la calle, salía en la calle, se sentaba frente a los portales y, por supuesto, hablaba, hablaba mucho. De todo y de nada. Pero hablaba. Y cara a cara. Viendo el rostro de su interlocutor. Todo esto. Todo. Más bien nos da miedo ahora. Parece una cosa del pasado. Es por eso que me hizo tanta gracia la expresión que utilizó una señora a escasos metros. Cerquita. Para hablar del hablar. Y del hablar por hablar. Porque sí. El darle a la lengua. Era muy graciosa. Lo convirtió en darle a la sin hueso. Genial. ¡Qué ocurrente! Aquí estamos dándole a la sin hueso. Estas fueron sus palabras. Me encanta. Algo de pueblo todavía queda. Todavía. Todavía el ciudadano no se ha comido a lo popular. Al pueblo llano. Porque no hay otro. Nosotros sí que no tenemos hueso. Ni carne. Ni nada. Se nos ha comido la lengua el gato.

martes, 23 de octubre de 2012

El hotel de una amiga


... sigue el plano a ver si llegas...

viernes, 12 de octubre de 2012

Le petit Larousse




... el pequeño pequeño de la casa...