lunes, 24 de mayo de 2010

Juegos de invierno

No pudo ser. Ya sabes que no pudo ser. No pudiste dejar a un lado la necesidad de controlarlo todo. Todo. A todos. También a mí. No supiste dejar que alguien entrara en tu interior, que conociera tus debilidades. No. No pudiste, ni podías. No pudo. Todos lo sabéis. Siempre la puerta cerrada, las indiferencia, la frialdad, el corazón de hielo. Nieve en las venas. Todos conocéis la incapacidad de amar. Me sentía indefensa y abandonada a los elementos, como si estuviera viviendo a la intemperie y no tuviera nadie a mi lado. Porque, tú, amor mío, no eras nadie, apenas una ausencia, Físicamente no estaba muy cansada, por lo que no podía parar de pensar. No podía dormir. Y no podía parar de pensar. Pensar en cómo llegar a ti, en cómo hacerte salir. No había salida. No había entrada. Todos lo sabéis. Nunca la hay cuando el amor dicta sentencia.

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