martes, 21 de junio de 2011

Orígenes

Las cosas no empezaron bien. Nada bien. Os lo aseguro. Fue un mal principio. Lo que vino después. Después. Lo que vino. Fue sólo consecuencia de aquel hecho. Todos coinciden. Todos. En que el parto iba por mal camino. Demasiada sangre. Así salí. Ya ensangrentada. Nada más venir al mundo. Al mundo. Cubierta de sangre. Ya lo veis. Podéis verlo. No es un buen principio. Pero era sólo el principio. Mi madre se moría. Se moría. O eso creían. Y eso era lo que importaba. ¿Os dais cuenta? No importaba nada más. Yo estaba al lado ensangrentada. Cubierta de sangre. Sangre. Mi primer día. Mi primera hora. Mi primer minuto en el mundo. Todos salieron corriendo. Se llevaron a mi madre envuelta en las propias sabanas. Agonizando. O eso creian. La subieron en el coche como pudieron. Y entonces. Sí, entonces. Se dieron cuenta. Se dieron, sí, cuenta. Sólo entonces. Me habían dejado sola. Sola. Se habían olvidado de mí. Todos se habían ido y me habían dejado sola en la cama. Berreando, Cubierta de sangre. Berreando. Cubierta de sangre. Sí. No era importante. Sólo contaba salvar la vida de mi madre. Todos se olvidaron. Quede sola nada más nacer. Al nacer. Sola. Nacer sola. Cubierta de sangre. Como si no existiera. No existía. A veces creo que no existo. No existía en tus brazos. No sé dónde estoy. Así empezó todo. Nadie ha podido librarme del principio.

1 comentario:

  1. Menuda experiencia traumática. Pero eso es una recreación de una vivencia elaborada en la edad adulta. Vos ves. ¿Cómo sabés que quedastes sola y sin nadie cerca? Al nacer, efectivamente, nos separan de mamá, nos constituimos como seres diferentes, y sí, solos: el parto es así. ¿Cuál es el problema? ¿Por qué creés que vos no eras importante? ¿Qué hay de anómalo en ello? ¿Os abandonaron recién salida? Si así fue, lo lamento. ¿Crees que eso te traumatizó? Debes superar ese problema. Hay que aprender a convivir con nuestros miedos, las cosas malas. Cuídate.

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