domingo, 16 de enero de 2011

Una monada

Hay muchas palabritas. Sí. De esas que usamos a diario. Palabritas que tienen sus peligros. A las chicas nos gusta mucho la expresión qué mono. Pueden ser cosas. También pueden ser chicos. Alguien "mono" no es especialmente atractivo. Tampoco divertido. Pero tiene un no sé qué. A veces es como una fragilidad. O torpeza. Cierta timidez. Indefensión. Nos gustaría saber algo más de él. Conocerlo. Quizá protegerlo. Todo esto es muy bonito. Demasiado. Deberíais encender las luces de peligro. Que suenen las alarmas. Y olvidar los instintos maternales. Y, sobre todo, sobre todo, no meterlo nunca en casa. Gran error. Sí. Un error monumental. Porque una vez que esté dentro. Todo cambiará. Todo. La monada se convertirá en un orangután insoportable. Un pequeño tirano. La gracia desaparecerá. No os hará ninguna gracia. Os lo aseguró. No os hará ninguna gracia hacer de madres de adultos malcriados. Que no saben estar solos. Que están siempre buscando a quien engatusar con su apariencia de animalito indefenso. Es una trampa. Cuidado. Cuidado con las monadas. Os pueden salir muy caras.

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