Ahora. Ahora sí. Vamos a jugar al escándalo, a escandalizarse por lo malos que son los políticos. Sobre todo ellos. Por lo corruptos que son. Por los abusos de poder. También por los jueguecitos con la puerta de atrás. Uno detrás de otro. Como en el colegio. Sí, como niños malos que abusan de la maestra. Sólo que aquí los maestros son ellos y la profesora una jovencita. No hay escándalo porque ya se sabe. Ya lo creo. El político siempre está corrupto. En un grado u otro. Ha de venderse. Ha de comprar. Corrupto. De menores si hace falta. Ha de mostrar su dominio. Ha de mostrar que manda. Y en esto. Sí. En esto, hay muchos que estarían de acuerdo. Es lo que sueñan. El sueño que tienen de dominio. De control. La puerta de atrás. Para muchos una forma de dominio. De demostrar quién manda. Quién está al mando. Ellas también. Ellas también. Sumisión. Ellas son como ellos. Cada vez más somos como ellos. Incluso entre ellas. Lo sabéis. Lo habéis visto en películas. Se aman entre ellas para ser como ellos. Para acabar igual. Para dominar. De nuevo no es una cuestión de sexos. Hay muchas esposas que sueñan con abrir de par en par. De par en par. La puerta de atrás de sus maridos. Durante la cena. En el desayuno. Para demostrar quién manda. Que ellas también son como ellos. Aquí como en todas partes. Ya sabéis. Ya sabéis que lo justo es la reciprocidad. Sí. Es lo mínimo. Quien quiera dar tendrá que tomar. Quién va a ser el primero en la jornada de puertas abiertas.
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