Algunos se imaginan que somos un poco tontas. Algunas también. No es cuestión de sexo. No, no. Es un rol. El papel que desempeñan. Lo que creen de los demás. Lo que piensan y comentan en voz baja, muy baja. Para que nadie se entere. Eso imaginan. Tienen imaginación. Tienen. Sí. No cabe duda. Sí. Pero no imaginan que nosotras imaginamos lo que imaginan. Peor. Que lo oímos. Creen que no oímos. Nada. Que no nos enteramos. De nada. Son muy poco imaginativos en el fondo. Alguien tendría que explicar algún día. Hoy por ejemplo, sábado. Alguien tendría que explicar cómo es posible, cómo se puede pasar todo por alto para conseguir una sola cosa. Una. No lo entiendo. Es difícil de entender. ¿Alguien lo entiende? No les interesa lo que piensa o las inquietudes de una persona. Da igual, se trata de otra cosa. Incluso si piensa que piensa tonterías, no importa, lo que importa es conseguir otra cosa. No les gusta su trabajo. Tanto da. Total. No les gusta su aspecto. Bueno. No les gusta ni su físico. No se sienten atraídos. ¿Y qué? Lo único importante es llegar a hacer lo que quieren hacer con quién sea. Cómo sea. No importa nada. Me pregunto. Es una pregunta que me hago. Os pregunto si esto tiene algún límite. Hasta dónde se puede llegar. Cuál es el mínimo. ¿Se necesita en realidad a una persona para esto? ¿Se necesita alguien vivo? Y lo habéis oído muchas veces, ya lo sabéis, ya sabéis para que sirve el alcohol, cuanto más alcohol tomas más guapas son. Es cuestión de aumentar la dosis para llegar a dónde se quiere llegar. Pase lo que pase. Y si con el alcohol no basta. Sí, lo habéis oído tan bien como yo, no disimuléis, pues se apaga la luz. Es lo lógico. Lo habitual. A nadie le importa que a nadie le importe. Disimulad. Mirad para otro lado. Ya lo sabemos.
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