Imaginaros por un momento. Imaginad. Ahora. Imaginad el objeto más precioso. El recuerdo más íntimo. Soñad. Imaginad. Ahora. Da igual lo que sea. Lo que valía. Lo que costó. Cuándo y dónde no importa. No importa nada. Nada. Era sólo vuestro. Era maravilloso aunque sólo fuera un trapo viejo. O un jarrón. O una figura. O un dibujo. Una figura. Era una muñeca. Recuerdo que era una muñeza Ahora imaginad que sois pequeños. Imaginad que vuestro ser más querido. Hace. Hace algo horrible. Que vuestra madre coge la muñeca. Cuando no estáis. Mientras estáis en el colegio. La coge. La coge. Le arranca la ropa. Y la rompe contra el suelo. Ahora. Ahora está rota. Y que al volver. Al volver. Al entrar. Podéis verlo. Esta madre coge los trozos. Ahora con cuidado. Uno por uno. Uno tras otro. Y empieza a construir una carretera. Una carretera con los trozos rotos de la muñeca. Con los trozos. Con los trozos de lo que era lo más querido. Su muñeca. Para ella. Ella rompe a llorar. Grita. La madre no se inmuta. Sigue trabajando. En el trabajo. Construye la carretera. La aplasta bajo sus pies. Para que quede lisa. Dice. Dice para que quede lisa. Grito. Lloro. Le digo que pare. No para. Dice que ya está listo, Que ya puedo pisar. Que es el camino que debo seguir. Seguir. Sobre la muñeca rota. Sobre los pedazos de lo que más quería. Pisoteados. Debo pisotear lo que más quería. Dice que ya soy una mujer. Una mujer. No lo creo. Nunca a ese precio. Imaginad. Ahora. Imaginad lo que soñé. ¿Estáis soñando?
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